por Katia Gil de Lamadrid Pesant
En lugar de publicar las estadísticas en valores totales, sería útil que se presentaran las tasas específicas de mortalidad por cada 100,000 habitantes. El cuadro que emerge para Puerto Rico es un alivio, escribe Katia Gil de Lamadrid.
Nadie imaginaba que con el desarrollo científico-técnico obtenido, fuéramos impactados a nivel
global por un virus sumamente contagioso, para el que no existieran medicamentos, vacunas y
apenas información de como este afectaría la salud de las personas contagiadas. En esta región
del planeta tuvimos las primeras noticias en diciembre de 2019 de la existencia de un virus
(SARS- CoV- 2) reportado en la provincia de Hubei, en China y que provocaba la enfermedad
luego denominada, COVID -19. En la actualidad y luego de que se controlara el brote en China y en Europa, se está expandiendo con mucha fuerza en América, en el Sudeste Asiático y en
Oriente Próximo.
Analizando la información publicada en varios medios de comunicación, me ha llamado la
atención, la manera en que se reporta las estadísticas del COVID -19. En la casi totalidad de
países se publican las estadísticas en valores totales, lo que resalta los altísimos números que se
han reportado en los países europeos y más recientemente en Estados Unidos y Brasil. Sería útil
que se presentaran las tasas específicas de mortalidad por cada 100 000 habitantes. La misma se deriva de dividir el número de fallecidos entre la población total de ese país y el resultado se
multiplica por cada 100 000 habitantes.
Para efectos de comparaciones en el tiempo y en el espacio, es muy poco informativo comparar,
cuando existe una diferencia notable en el tamaño de la población, los números absolutos o
totales de fallecimientos entre los distintos países. Recordemos que hay unas diferencias
notables en cuanto al número de habitantes, por países. También hay que tener presente que no
hay uniformidad en la manera de recopilar esta información en los diferentes países (algunos
países han incluido solo los que fallecen en los hospitales, otros han sumado los que han
fallecido en las residencias de ancianos o centros geriátricos). Utilizando el dato de la tasa de
mortalidad por cada 100 mil habitantes, veríamos que ocuparían una posición diferente. Bajo
esta óptica, la lista de los países que tienen tasas de mortalidad, debido al COVID-19, por encima de los 10 fallecidos por cada 100 000 habitantes queda de esta manera: Bélgica (80), España (60), Italia y Reino Unido (ambas con 54), Francia (42), Suecia, que ha tenido su política de manejo de la epidemia muy distinta al resto de los países: el gobierno solo ha prohibido las
aglomeraciones publicas de más de 50 personas, solo ha cerrado las instituciones de educación
superior y ha sugerido a los trabajadores que trabajen desde sus hogares se ha destacado también por su alta tasa de mortalidad (38) , le siguen los Países Bajos (34) , Estados Unidos (29 por cada 100 mil habitantes, siendo hoy el país con el mayor número total de fallecidos, más de 100 000 ) y Canadá (17) Esta data corresponde a la publicada el 27 de mayo.
Puerto Rico (según mis cálculos y en base a los estimados de población de 2018) tiene una tasa
de mortalidad de 4.037 por cada 100 mil habitantes, según la data de las muertes por COVID-19 del Departamento de Salud, correspondiente al 27 de mayo, de 129 fallecidos. Definitivamente conocer este dato, es un alivio dentro del ambiente de incertidumbre que estamos viviendo.
Hay que tener en cuenta que la diferencia en la tasa de mortalidad varía, en dependencia de
múltiples factores. entre los que se destacan: el factor demográfico, específicamente la estructura
por edad, los países desarrollados, por ejemplo, tienen altos por cientos de población envejecida.
A su vez incide el estado de la infraestructura de los sistemas de salud, entiéndase de los recursos
con que cuenta el sistema hospitalario que es un elemento muy importante y por supuesto, la
disponibilidad (cantidad y calidad) de pruebas o test para el diagnóstico.
Me llama también poderosamente la atención, la distribución del número de casos positivos por
cada 10 mil habitantes por municipios, pese a que lo que se resalta en los medios de
comunicación es el número de casos por Regiones de Salud. Si nos fijamos en la distribución por
municipios del número de casos positivos a COVID – 19 por cada 10 mil habitantes (con fecha
del 17 de mayo) resaltan dos municipios, con números por encima de 8 casos positivos por cada
10 mil habitantes. Estos son Guaynabo y Guánica. Contradictoriamente el primero es el
municipio de menor vulnerabilidad social (según el Índice de Vulnerabilidad Social creado por
Inteligencia Económica) debido a su baja tasa de pobreza, a sus altos ingresos per cápita, y la
baja tasa de desempleo, entre otras características.
En el caso de Guánica, es el municipio de mayor vulnerabilidad social de Puerto Rico, debido a
su falta de actividad económica, a sus altos niveles de pobreza y bajo ingreso per cápita. Me
pregunto, con esta información en nuestras manos, ¿a dónde realmente es que deben dirigirse los
recursos, para atenuar el impacto sea económico, social o psicológico de esta epidemia?
Concluyo planteando que no podemos bajar la guardia, es una responsabilidad individual tomar
las medidas preventivas, de manera tal que podamos disminuir la cadena de contagios y podamos regresar a la “normalidad”, aunque en lo adelante, definitivamente nuestro comportamiento social no será el mismo.
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